Esta situación, que tendría como objetivo buscar un mayor crecimiento económico, tiene preocupados a los activistas que consideran que nuevos centros de cultivos en la zona provocarían potente daño al ecosistema austral.
Hace ya varios años que la expansión de la industria salmonera en la Patagonía chilena genera una fuerte oposición de agrupaciones medioambientales y pueblos originarios. Esto debido a los graves daños que provocaría en el ecosistema austral, que es una de las pocas reservas de la biosfera que queda en el planeta.
En esa línea, preocupa que la visita de los reyes de Noruega, Harald V y la reina Sonja, a Magallanes no sea casual. Su llegada a la región junto a 60 empresarios interesados en realizar inversiones en el país se enmarcaría en el lobby que realizan los dueños de las empresas de ese país que buscan expandir su cultivo de salmón en la región.
Mauricio Ceballos, Vocero de Oceanos de Greenpeace, asegura que su estadía en el lugar es "pensando en convertir el canal Beagle en un enorme espacio donde expandir la industria salmonera".
Esta situación, que tendría como objetivo buscar un mayor crecimiento económico, tiene preocupados a los activistas que consideran que hay un exceso de centros de cultivos en el mar.
Actualmente, Chile es el segundo exportador de salmones en el mundo, y en 2018 percibió ingresos por sobre los 5.000 millones de dólares por esta actividad.
Arturo Clément, Presidente de Salmón Chile, considera que la industria salmonera "sigue siendo lejos el mayor empleador del sur austral chileno, empleamos 70 mil personas con sueldos y trabajos de calidad".
Actualmente existen 1.358 concesiones de salmonidios; de ellas 724 están en Aysén, 503 en Los Lagos y 131 en Magallanes.
Por su parte, Juan Capella, Biólogo del Equipo Ciéntifico Whalesound piensa que es posible compatibilizar distintas actividades recreativas y económicas como la salmonicultura, pero que en Chile se desarrollaron "desde la ignorancia".
Para el Dr. Fernando Mardones, del Centro de Investigaciones Médicas de la Universidad Católica, el problema radicó en que "las primeras concesiones se formaron cuando no había ningún tipo de evaluación medioambiental al respecto y hoy estamos sufriendo las consecuencias".