En las calles y redes sociales abunda la publicidad de préstamos informales, los que para muchas personas son la única alternativa en momentos de incertidumbre financiera, pero que finalmente se terminan transformando en un infierno. "La empresa", así se hacía llamar una financiera informal que operaba en una oficina ubicada en pleno centro de Santiago, con sucursales en Valparaíso y Rancagua. Mantenían una estructura con gerentes, asesores financieros y cobradores. El siguiente reportaje grafica la forma de actuar y cómo cayó esta peligrosa banda delictual.