Mario Quiñimil es uno de los tantos brigadistas que da batalla contra el fuego en los predios boscosos del país desde hace 21 años. "Estamos cansados pero nos gusta, y eso nos motiva bastante. Ejecutar el trabajo en sí es un riesgo enorme, un pequeño descuido y no la contamos", dice.
Las imágenes acompañaron los noticiarios durante los últimos días, con incendios sin control en diferentes puntos del país que nuevamente pusieron a prueba la capacidad para reaccionar ante estas emergencias que rememoran los tristes recuerdos de 2017. Misma historia de siniestros descontrolados que arrasaron con el ya emblemático pueblo de Santa Olga en el Maule, y casi cinco años después, vivimos hace unos días nuevamente el poder del fuego incontrolable en sectores como La Araucanía. Desde CHV Noticias quisimos conocer cómo se trabaja desde adentro para combatir los siniestros desde la tierra y el aire. En el corazón de La Araucanía, llegamos a uno de los incendios que concitó la atención durante las últimas semanas en Angol y Los Sauces, combatiéndose mancomunadamente con puestos de control organizados con estamentos públicos y privados. Mario Quiñimil es uno de los tantos brigadistas que da batalla contra el fuego en los predios boscosos del país, una amenaza constante que se ha repetido y que es combatida mediante una labor riesgosa donde muchas veces se está al límite. "Estamos cansados pero nos gusta, y eso nos motiva bastante. Ejecutar el trabajo en sí es un riesgo enorme, un pequeño descuido y no la contamos", dice Quiñimil, jefe de brigadistas Araucanía, quien lleva 21 años trabajando en esto y revela que lo que más le ha afectado es lo ocurrido en Trovolhue en 2012, incendios que le quitaron la vida a siete brigadistas.