Vecinos del camino que une Futrono y Llifén denuncian que viven una pesadilla en sus propias casas. Acusan, desde hace nueve años, que a sólo metros de sus viviendas se realizan violentas detonaciones para extraer rocas de la cantera de Mariquina, que no contaría con patente municipal ni permiso para llevar a cabo la explotación del cerro. Esto, ha provocado no sólo la intranquilidad de quienes viven en el sector, sino también serios daños a las viviendas. "Vivimos con mucho miedo", dice Berta Fernández, cuya casa quedó abollada producto del impacto de una roca.