En septiembre
se cumplen cincuenta años desde que el poeta Pablo Neruda falleció. No obstante,
las circunstancias de su muerte aún no son claras, ya que el certificado de defunción indica que fue producto de un estado de "caquexia" provocado por el cáncer de próstata, pero los investigadores discrepan con ello.
En 2017
el ministro de la Corte Suprema, Mario Carrozza, ordenó la exhumación de su cuerpo y tras años de investigaciones, esta semana se presentarán los
resultados para empezar a sacar las primeras conclusiones.
Las especulaciones son varias, pero la principal apunta a
la posibilidad de que el poeta fuera envenenado. La presencia de una bacteria poco comun en su cuerpo para aquellos años (Estafilococo dorado)
levanta sospechas de alguna intervención de terceros.
"En uno de los estudios se trata de investigar si las cepas que estaban en su
cuerpo eran naturales o son cepas que hayan sido modificadas en laboratorios", comenta el perito forense de la Universidad de Murcia, Aurelio Luna, quien lleva tiempo siguiendo el caso.
Sin embargo, las dudas que intentan despejar desde la familia enfrentan un problema mayor, el financiamiento para continuar con los investigadores que se necesitan, teniendo en cuenta además que todo el análisis
se ha llevado a cabo en países como Canadá y Dinamarca.
"Hemos tenido grandes dificultades por temas de presupuesto. Nosotros entendemos pero este también es una investigación que
no solo la espera Chile sino que el mundo entero", dice uno de los sobrinos de Neruda, Rodolfo Reyes.
Es así que
el próximo 3 de febrero las conclusiones finales deberán estar en manos de la magistrada Paola Plaza quien está a cargo del expediente Neruda.