Aún en tiempos de pandemia, han estado dispuestos a demostrar su alto poder de fuego. Carabineros ha tenido que investigar armas consideradas de guerra, absolutamente prohibidas, en manos equivocadas, poniendo en alto riesgo la vida de los vecinos en medio del confinamiento.
Un sujeto incluso fue detectado ocupándola a modo de pasatiempo en Curacaví. El mayor Najle Mauad, de la 63ª Comisaría, explica que la denuncia fue realizada por vecinos del sector de Panguiles, quienes indicaron que se encontraba haciendo los disparos desde el techo de su casa.
Tras la denuncia, el GOPE de Carabineros realizó un operativo en una parcela de Curacaví. El sujeto que buscaban podía estar con una subametralladora en sus manos y en cualquier lugar. El allanamiento, sin embargo, lo encontró desprevenido, pero muy cerca de la peligrosa arma de cuyos disparos habían dado cuenta vecinos del sector.
Se trata de un armamento de origen americano de 9 milimetros que fue hallado con tres tiros listos porque ya había disparado otros cuatro. Tras su incautación, se realizó un peritaje que contempla incluso el análisis microscópico de las municiones encontradas.
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El jefe criminalista de balística forense del Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar), el capitán Bruno Bastías, explica que “la señal del expulsor que se va generando en esta zona nos permite poder decir que el tipo de arma que percutió estas vainas corresponde a un armamento automático o semiautomático”.
Por su parte, el fiscal jefe de Curacaví, Claudio Álvarez, dice que “la capacidad del cargador es de 30 municiones calibre 9 milímetros, por tanto su alto poder destructor es evidente”.
De ser así, Andrés Eduardo Parada Ramos, de 35 años, quien ya cuenta con dos condenas por tráfico de drogas, podría ser investigado más allá de un porte y tenencia de armas de fuego. En específico por esta de marca Intratec DS-9, que fue prohibida en su país de origen tras la masacre de la Escuela Secundaria de Columbine de 1999, donde la utilizó uno de los adolescentes responsables de asesinar a 12 estudiantes y un profesor.
En el recuperador de proyectiles del Labocar, una prueba demostró que la subametralladora estaba efectivamente en condiciones de ser utilizada. El coronel Sergio Cornejo, jefe del Departamento de Criminalística de Labocar, indica que “es una pistola que está considerada como semiautomática, de disparos. Hay unas adaptaciones que le han hecho, lo cual permite que desde un semiautomatismo, quede en un automatismo total”. Modificaciones que permiten disparar ráfagas.
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En lo que va de este año, Labocar ha periciado casi 2.800, 564 de las cuales son armas largas y, dentro de ellas, la preocupante cifra de 21 subametralladoras incautadas.
Lo que resta ahora es seguir la pista, encontrar respuesta al cómo logran conseguir este tipo de armas. Se sabe de artesanos armeros que se están dedicando a abastecer este peligroso mercado.
13/07/2020
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