A ocho años del asesinato del matrimonio Lucshinger Mackay, sus hijos emprendieron un proyecto frutícola en el mismo campo donde ocurrió el crimen. De esa manera, esperan mantener vivo el legado de sus padres y cumplir uno de los sueños que ellos tenían. El caso, luego de dos juicios, dejó a once imputados y cuatro de ellos recibieron una condena. Y hoy en día, Jorge Luchsinger Mackay asegura que "no fue un delito común como a lo mejor muchos piensan que fue, esto fue un acto de incendio con carácter terrorista" que le arrebató la vida de sus padres. Y según contó, junto a sus hermanos pidieron un crédito bancario, postularon a un plan de gobierno y actualmente cultivan avellana europea.