"Pensé que me iba a morir", asegura Sebastián Pavez, quien fue uno de los afectados por este accidente que lo mantuvo cerca de perder la vida. A dos meses aún no hay formalizados, y desde Fiscalía indican que están a la espera de otros informes para complementar los antecedentes y así determinar la dinámica del suceso.
El 18 de octubre de 2021, a dos años del estallido social, en la esquina del paradero 30 de Santa Rosa, al límite de La Pintana y San Ramón, un auto con alambre de púas embistió a una multitud. Han pasado más de dos meses y las víctimas dicen que no han habido avances en el hecho que les cambió la vida. María Graciela Garrido, quien estaba en su carro de comidas al momento del hecho, ahora está en silla de ruedas luego de quedar gravemente herida. Pero no fue la única, ya que Sebastián Pavez relata que el alambre pasó en medio de sus piernas, provocando que cayera al suelo. "Pensé que me iba a morir porque fue fuerte", cuenta. Estuvieron al borde de la muerte varios días, un momento grabado en sus mentes y en su piel llena de cicatrices. Sergio Morales fue otro afectado, denunciando que la conductora del vehículo responsable "en ningún momento mostró un lado humano (…), lo único que hizo es decir no he hecho nada y arrancó". A la fecha aún no hay formalizados, y desde Fiscalía indican que están a la espera de otros informes para complementar los antecedentes y así determinar la dinámica del accidente, así como la participación de la conductora. La demora es lo que inquieta a las víctimas, quienes han logrado sobrevivir gracias a bingos de amigos y su comunidad. Por lo mismo, dicen sentirse abandonados por las instituciones.