Decenas de personas se agolparon en el frontis de la bodega ubicada en Lo Espejo luego que una investigación mostrara una serie de productos que son comercializados como desinfectantes, pero que en realidad no lo son.
Este domingo, le mostramos cómo fiscalizamos los diferentes tipos de desinfectantes que el comercio formal e informal ofrece durante estos días, productos necesarios para evitar el contagio del coronavirus pero que no siempre cumplen los requisitos del ISP. Lejos de desinfectar se convierten en una amenaza para la salud.
Tras la emisión de este reportaje, pequeños comerciantes se aglomeraron este lunes en autos y a pie en el frontis de la bodega ubicada en la comuna de Lo Espejo, justo donde adquirieron días atrás amonio cuaternario, y que ahora sólo esperan la devolución del dinero.
Confiados, compraron el poderoso desinfectante para revenderlo en alguna feria o local tras adquirirlo por un precio de mil pesos al detalle y $800 al por mayor. Algunos comerciantes aseguran que las compras pueden llegar a ser de hasta 600 unidades.
Los diversos productos recolectados del comercio formal e informal fueron puestos a prueba para comprobar su eficacia, arrojando muchos de estos señales de ser menos desinfectante que los líquidos para trapear el piso.
Lee también: Agorafobia, ansiedad y trastorno del espectro obsesivo: Las fobias sociales tras la cuarentenaLos riesgos de comprar estos productos son altos, no sólo por la nula desinfección sino también de intoxicaciones.
El amonio cuaternario que ofrece la tienda en Lo Espejo, según el análisis de laboratorio, dista mucho de la etiqueta que presenta: la botella contiene 0,03% de concentración del activo analizado, por lo que al diluirlo en los 10 litros de agua como se recomienda, este producto simplemente no sirve para desinfectar, pues no cumple los requisitos mínimos para ello.
El problema es que se comercializa en los pequeños locales, quienes se sienten engañados, pues compraron en un comercio establecido. Y aunque el vendedor les aseguró que les devolvería el dinero, se sienten estafados.
Difícil para estos comerciantes, más difícil para quienes compraron pensando que desinfectaban sus hogares. Al solicitar una declaración de parte de quienes administran la bodega donde venden este producto, no hubo respuesta.
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