Efectivos del OS7 dieron con una farmacia que aparentaba ser como cualquier otra de barrio. En realidad, vendía altas cantidades de Sedopect, un medicamento para la tos utilizado en dosis bajas que contiene codeína, un derivado del opio.
Vendían un promedio de $7 millones al mes solo en jarabes, obviamente sin receta médica. Era conocida como "La farmacia de la droga" y tras una investigación del departamento OS7 se logró comprobar que sus dependientes comercializaban estos frascos con una alta concentración de codeína, un derivado del opio y con alto grado de adicción.
Si una cadena de farmacias vende en promedio 60 jarabes contra la tos al mes, por local, ellos vendía mil.
Y claro no era una farmacia más en el barrio. En el local se comercializaba un producto que contiene codeína, un derivado del opio que produce una fuerte adicción, Muestra de ella, es la de un consumidor captado bebiéndose la botella completa segundos después de comprarla.
Lee también: "Hay gente envidiosa, lacras": La defensa de dueño de gimnasio que funcionaba clandestinamente y que fue clausuradoCarlos Charme, director nacional del Senda, afirmó que "tranquilizantes y analgésicos sin receta médica tienen un alto consumo en el país, incluso superando la cocaína y pasta base".
Durante la redada en Cerro Navia, funcionarios detuvieron a un sujeto que si bien en un comienzo aseguró no haber comprado nada, luego admitió que pagó $10 mil por dos jarabes.
Al interior de la farmacia se encontró en su mayoría cajas de Sedopect, un jarabe para la tos que en adultos se recomienda consumir una o dos cucharaditas tres veces al día. En el caso de quienes la consumen como droga, pueden beber varias botellas al día.
En total fueron 200 dosis las incautadas por el OS7, afirmó el capitán Pablo Ardiles.
El sujeto que atendía el local fue detenido y, a pesar que mencionó que trabajaba para el dueño de la farmacia, será formalizado por la Fiscalía Centro Norte por infracción a la ley de drogas, adelantando ya una posible solicitud de prisión preventiva.
Lee también: "Esto es una pesadilla": Así enfrentan los trabajadores funerarios la crisis sanitaria