El joven de 19 años reveló que cuando está en el escenario los movimientos involuntarios o tics que padece pocas veces se expresan. "Lo que provoca en mí es salir un poco del mundo real", indicó, y añadió que "entonces mi cuerpo no le da espacio a lo otro".
Durante la jornada de este miércoles 11 de mayo, Pedro Vial, joven de 19 años de edad, participó de las audiencias a ciegas del nuevo programa de Chilevisión, The Voice, cantando "Juegos de Seducción" de Soda Stereo.
Tras su presentación, Pedro quedó seleccionado como miembro del equipo de Beto Cuevas. En el espacio, además de mostrar su talento musical reveló que padece el síndrome de Tourette, que según la revista Mayo Clinic, es un trastorno caracterizado por movimientos repetitivos o sonidos indeseados (tics) que no se pueden controlar con facilidad.
"No digo palabras, pero sí tengo tics de ruidos que aparecen. También a veces el Tourette se expresa con movimientos bruscos de cabeza, hombros o espalda", relató Vial, quien confesó ser fanático de La Ley, histórico grupo de Cuevas.
En entrevista con LUN, el adolescente aseguró que la música le ha ayudado mucho a enfrentar su condición.
"Cantando pocas veces se expresa. Yo creo que la música y cantar, lo que provoca en mí es salir un poco del mundo real. Me hace sentir cada palabra que canto y siento como una unidad. Siento que el Tourette así queda relegado, así como los nervios y todo lo malo. Cantando como que me encuentro a mí mismo", relató.
Al ser consultado por el cita medio del por qué cree que no demuestra el Tourette cuando canta, señaló que más que la concentración, es el momento.
"Es como si pudiera destinar toda la energía que tengo -también la que provoca el Tourette- sólo para cantar y hacer música. En ese momento estoy procesando la música, viendo a la gente, sintiendo lo que digo, entonces mi cuerpo como que no le da espacio a lo otro", explicó.
"Cuando uno tiene Tourette siente como impulsos eléctricos en el cerebro que generan los tics y que necesitan un escape. Lo que me pasa cuando canto es como si estos impulsos no estuvieran. Imagina una tormenta llena de rayos, que en este caso serían los impulsos del Tourette. Bueno, cuando hago música, es como si no hubiese rayos. Al no sentirlos, no los expreso, me libero", expresó.
Por otra parte, tuvo palabras para recordar algunas complicaciones asociadas a la afección, sin ánimo de "dramatizar o invocar lamentaciones".
"Fue difícil en el colegio. Hacía sonidos y movimientos que no controlaba. Me daba vergüenza, tenía miedo al acoso escolar, que me molestaran en el recreo me aterraba. Muchas veces tuve crisis de preguntarme por qué a mí. En mi niñez era espantoso porque hacía muchos ruidos, en las pruebas era terrible", precisó.
En ese sentido, el intérprete contó que al hacer dichos ruidos en las salas de clases -en el momento que tocaban exámenes- lo mandaban a realizarlos a otras aulas.
"Pero ¿sabes qué? Llegó un momento en que aprendí a no quejarme y enfrentar esto. Decidí tomar al Tourette no como un enemigo, sino como mi mejor amigo. Mal que mal ha estado junto a mí desde siempre. Es parte de mí y creo que el Tourette me ha sumado mucho", reflexionó.
"Me ha sumado más valentía y más coraje para realizar las cosas. De hecho creo que nunca me ha quitado nada. Sin el Tourette no sería quien soy, mi vida hubiera cambiado mucho y yo estoy agradecido de lo que soy y tengo a mi alrededor. Estoy agradecido de mi familia, de mis mejores amigos y de mi polola. Con todo lo raro que es esto, siempre me han bancado", sentenció.