Jorge Rivas, a sus 13 años, tiene una opinión muy formada respecto del impacto de la fama en su vida y cómo eso acarrea ciertos deberes personales. "No le voy a hacer nunca un comercial a una forestal, porque mi responsabilidad me lo impide. Mi compromiso es con mi comunidad y con el resto", dijo.
Han pasado siete años desde su irrupción en la opinión pública bajo el seudónimo del Niño Poeta. Sin embargo, hace no muchos días, Jorge Rivas declaró que busca identificarse como tal y dejar atrás el sobrenombre que se arrastra desde el 2015. Asimismo, sorprendió al decir que ahora se consideraba "muy zurdo".
En esa línea, el preadolescente de 13 años, abordó nuevamente su presente y pasado en conversación con La Cuarta, entregando sus apreciaciones respecto de su fama, así como su opinión por aquellas figuras que han surgido a través de redes sociales, tales como los denominados influencers.
Respecto del primer tema, Rivas sostuvo que "la fama no tiene ningún lado complicado", explicando que "si uno se expone, porque yo me expuse bajo mi consentimiento, no bajo la obligación ni la presión de mi mamá, ni de ningún sector social... asumo plenamente todas las responsabilidades que llegan y me acarrea eso".
"En todo caso, yo no me considero famoso: Me considero reconocido. Y ante eso hay una responsabilidad, porque hay muchas personas que, aunque no lo creas, te toman como ejemplo", aclaró.
Fue entonces que apuntó sus dardos contra la influencer Naya Fácil, haciendo hincapié en que la joven "se hizo conocida por cosas tremendamente morbosas".
Por lo mismo, declaró que el hecho de que "haya niñas que la imiten es desolador. Porque si existe esa hipersexualización, una palabra súper ñuñoína, ocurre que muchos hombres van a hacer cosas terribles frente a eso, porque todo es un estímulo para todos y para todas", reflexionó.
Continuando con el tema, Jorge se definió como un antiinfluencer y reveló que "muchas veces empresas muy grandes me han ofrecido hacer cosas, pero antes de hacerle promoción a cualquier empresa yo tengo una responsabilidad moral, política, social y sobre todo ciudadana".
"No le voy a hacer nunca un comercial a una forestal, porque mi responsabilidad me lo impide. Mi compromiso es con mi comunidad y con el resto. Aunque me ofrezcan 10 millones. Mi mamá sí lo haría, pero yo no. Y por supuesto que a mí me complica y hasta me causa dolor que haya niños que estén trabajando", continuó.
"Frecuentemente los influencers vienen de contextos socioeconómicos muy parecidos al mío, es decir, de la llamada clase media, que no existe. Y que existan niños, frecuentemente muy presionados por sus padres...", expresó, para complementar la frase al recordar cuando fue parte de un comercial del gobierno y fue testigo que un niño era amenazado por su madre para aparecer en la producción.
"Entonces, que se pierda el instinto de estudiar, el instinto de crecer, de soñar, y se transforme a los niños en un instrumento comercial, es una obra de los llamados influencers. De la palabra viene: Influenciar. Lo decís y es chocante", sentenció.