Jennifer Galvarini, una de las jugadoras más queridas de
Gran Hermano Chile, remeció al revelar hace algunas semanas un crudo episodio de su vida: La
muerte de su primer hijo.
De hecho, esto lo dijo al momento de
agradecer el haber superado una prueba para ver un video a su familia, enviándole un mensaje de amor a su hijo Felipe y
recordando esta pérdida que dejó todos atónitos.
Pero este jueves en la mañana, mientras conversaba con
Raimundo Cerda, decidió
contarle su historia de amor con Rodrigo, su esposo, y la alegría que luego sintieron con su primer embarazo que no llegó a término.
"Fue una mierda esa muerte, porque tuve un sueño en la noche", comenzó diciendo.
"Le conté a mucha gente que estaba esperando guagua, estaba contenta porque igual yo tenía mi edad, y
después pensé que por haberlo contado me habían ojeado", señaló.
"
Fue lo más triste que me podría haber pasado en mi vida... Soñé eso, fue súper penca, y dije altiro 'esto está relacionado a mi hijito'. Y en la tarde falleció, y eso que
la tarde anterior lo había ido a ver y estaba vivo", continuó.
Posteriormente Raimundo le preguntó cuántos meses de gestación tenía al momento de la pérdida, a lo que ella respondió que fueron 4. "
Pero yo sí quería a mi hijo, quería que naciera y viviera", sostuvo Pincoya.
Seguido de esto, la jugadora se encargó de
relatar cómo es que ocurrió su muerte, afirmando que esto se le vino a la mente al ver un vestuario que utilizó Francisca hace unos días atrás.
"Sentí una puntada chacal"
"Me acuerdo que andaba con una calza morada, cuando de repente estaba en la cocina calentándome el trasero y
siento una puntada chacal, mi guata quedó dura, llamo a Rodrigo y le dije 'acá murió nuestro hijito'", contó.
Rápidamente acudieron a urgencia y luego se trasladaron a Castro donde consultaron una segunda opinión, pero ya no había nada que hacer.
Raimundo impactado le consultó qué había pasado después, y la respuesta lo sorprendió aún más:
"Estuve como un mes con mi hijo dentro de mi vientre, fue terrible", le replicó su compañera.
"Sentía que se me iba cayendo de a pedazos", complementó la técnico en Enfermería.
Tiempo después, gracias a que se había liberado un cupo,
Jennifer fue sometida a un legrado. Pero la situación no acabó ahí.
"(Después del legrado)
Te ponen en una sala donde hay mujeres con puras guaguas y es lo más peor que podrían hacer, eso deberían cambiarlo y eso pasa aún donde yo vivo, en todos lados", sentenció.