El veterinario contó que luego de que el personal de aseo realizó la limpieza de la jaula,
dejó accidentalmente el acceso abierto: "Tiene 2 metros 50 (la puerta), la jirafa no sale por ahí pero hay que dejarla cerrada siempre. Y
la jirafa tenía una cría que medía como 3 metros", añadió.
Y fue así que ocurrió: "Se quedó la puerta abierta, mala suerte, eso nunca puede pasar, y
la cría se agachó y salió por la puerta. Unos 400, 300 kilos, más que un novillo", relató.
Fue entonces que la pesadilla comenzó para él: "Íbamos subiendo en la curva y
aparece la jirafa hacía nosotros, era una cría, pero
un monstruo gigante que se te venía encima", confesó.
Sin embargo, su rápido actuar y un golpe de suerte terminaron por ayudarlo: "Yo grito: '¡Chico, abre los brazos, abre las piernas!”, para
hacerle un muro de contención visual", puntualizó.
"De repente,
vemos que la jirafa galopa como en cámara lenta, camino hacia abajo, pezuña, pavimento, dije 'con el resbalón vamos a salir los 3 volando'", sumó.
Pero finalmente, las cosas salieron mejor de lo que esperaba: "La jirafa se pega la chantada y
el pecho de la jirafa me queda en la cabeza. Me pegaba un rodillazo y me mata (pensó). De repente la jirafa se mueve,
se da vuelta y se va”, cerró.