Tras revelarse que el perrito Bigote es el nuevo integrante de la casa-estudio de Gran Hermano, algunos de los jugadores fueron a recibirlo a la puerta del encierro. Una de ellas fue Trinidad, quien aprovechó de hacerle cariño y ayudarle a perder el temor. Sin embargo, sufrió una situación que desató las carcajadas de sus compañeros. Cuando intentó ponerse sus zapatos, poco a poco fue perdiendo el equilibrio, hasta que finalmente perdió completamente la estabilidad y terminó azotándose contra el suelo. A los segundos de la caída se puso rápidamente de pie y le pidió a Francisca que la limpiara, quien no pudo contener su risa.