¿Qué pasará con el tiempo en tu ciudad? ¿Terminará alguna vez la sequía? ¿Por qué ya no nieva como antes en la alta cordillera? ¿Qué pasará con los glaciares? Ya no hay pie atrás, el clima de Chile cambió y aquí está el detalle.
El clima de Chile está en proceso de cambio debido a sus variaciones cíclicas naturales, pero acentuadas por el calentamiento global. Más lluvias en el norte, sequías prolongadas en el centro y derretimiento de los glaciares en el sur de Chile. ¿Hasta dónde llegaran estas alteraciones? ¿Qué pasará con el tiempo en tú zona? Aquí te lo detallo lo que está pasando y lo que pasará en tú sector.
En este tramo del país serán cada vez más comunes las tormentas en el norte, especialmente, entre Arica-Parinacota y de Atacama. De hecho, este año, debido a la Alta de Bolivia, sólo entre el 25 de enero y el 11 de febrero hubo sectores en que acumularon casi 200 milímetros de lluvias. Es decir, en esos 15 días registraron más agua caída que en Santiago durante todo el año pasado. Este tipo de eventos serán cada vez más frecuentes.
El otro fenómeno que se ha incrementado es la presencia de los núcleos frío o bajas segregadas que se presentan en zonas puntuales y dejan precipitaciones intensas, granizos y tormentas eléctricas. Ocurrió hace algunas semanas en Iquique, ciudad que en menos de una hora acumuló las lluvias de cuatro años.
Todo esto nos lleva a acuñar un nuevo término: “flash flood” o inundaciones repentinas, eso, se repetirá cada vez con más frecuencia en el norte de Chile. Las proyecciones de la Dirección Meteorológica anticipan que en 2050 tendremos el doble de episodios climáticos extremos con respecto a los que registramos hoy, especialmente en el norte.
Sufrimos el décimo año consecutivo de sequía, la más prolongada en nuestra historia. En promedio tenemos un 20% menos de lluvias y seguiremos a la baja.
Entre Coquimbo y Bío Bío se registra un incremento en las olas de calor, tanto en su frecuencia como en su intensidad. La temperatura promedio del planeta sube 0,22 grados cada década, mientras que en Chile promedia 0,12 grados cada diez años. La zona central es la que más ha experimentado este incremento térmico, especialmente, en los valles y en la cordillera. Este último es el dato más alarmante.
Lo anterior hace que cada vez tengamos precipitaciones en estado líquido a una mayor altitud. En dónde antes nevaba, ahora llueve y esa agua escurre inmediatamente. En consecuencia, nos estamos quedando sin ese “embalse natural” que es la nieve en la alta montaña.
Menos lluvias, menos nieve, más calor, aumento en la degradación de los suelos, la desertificación y la falta de agua son los asuntos más preocupantes en la zona central.
La ciudad chilena con más lluvias anuales es Valdivia con un promedio de mil 754 milímetros. Este 2019, con un tercio del año avanzado, apenas registra 67 milímetros. En San Pedro de Atacama registran casi el doble de las lluvias que Valdivia este año. Este verano la unidad de Riesgos y Emergencias de la subsecretaría del interior debió aportar 200 millones de pesos para habilitar camiones aljibes en Quemchi, Chonchi y Maullín. Lo mismo ha ocurrido en otros sectores de Los Ríos.
Otro tema son los incendios forestales que ya no son producidos en un 99,9% por la mano del hombre. Según Conaf, esta temporada entre 50 y 55 incendios fueron generados por tormentas secas, es decir, por rayos que cayeron en sectores cordilleranos entre Maule y La Araucanía.
Mientras la zona austral sufre con el calor. Este año, por primera vez en Tierra del Fuego superaron los 30 grados Celsius. Es más, en Campos de Hielo Norte la máxima llegó a 22 grados este verano, según la Dirección General de Aguas.
El 98% de los glaciares está retrocediendo irremediablemente en Chile. Que retrocedan en verano es lo habitual, pero en el invierno no se recuperen es lo que alarma. Entre otras consecuencias, esto provoca el aumento del nivel del mar que en Chile sube, en promedio, 3 milímetros por año.
Esta alza en la temperatura provoca, además, que la Patagonia reciba cada vez más lluvias y menos nieve, lo que produce la crecida abrupta en el caudal de los ríos y desprendimientos de tierra o masas de hielo como lo ocurrido en diciembre de 2017 en Villa Santa Lucía.
El gran problema de Santiago será el agua. El 88% del agua potable que se consume en la capital proviene del río Maipo. Los glaciares, en promedio, aporte el 10% del caudal del río en situaciones normales. Pero, en época de sequía, pueden ser responsables del 60%. Es lo que está pasando.
En esta zona tenemos cada vez menos nieve en las cumbres y más lluvias (las pocas que caen), acuñando un concepto cada vez más familiar: isoterma cero alta.
Por diversos factores que van desde el fortalecimiento de la alta presión cálida que impide el paso de los sistemas frontales hasta el efecto de isla de calor que se produce en la capital debido a la falta de vegetación, la contaminación, el cemento, los edificios, en fin. En Santiago hay cerca de 6 millones de árboles, necesitamos al menos 18 millones y, ojalá de hoja perenne, según los expertos.
Porque debido al cambio climático, y a otros factores naturales, el principio El Niño es igual a lluvias o La Niña es igual a sequía ya no se da por sentado en Chile. Ocurrió en 2015 con el llamado Niño Godzilla que, pese a su magnitud en nuestro país nos dejó inmersos en la misma sequía que ya suma 10 años consecutivos, la más larga de nuestra historia.