Esta receta es perfecta para cualquier almuerzo o picoteo con familiares y amigos. Su sencillez y rapidez permite hacerla en cualquier momento.
Para tenerlo claro, podemos preparar este plato directamente en un librillo (plato de greda) o en en un wok u olla dependiendo la cantidad, aunque es recomendable el primer utensilio.
El primer paso es cortar en lonjas los dientes de ajo y en hilitos el ají cacho de cabra y llevarlos al aceite idealmente frio en una cantidad suficiente para cubrir el pollo, se pone al fuego y se reservan tanto el ajo como el ají ya que la idea es solamente aromatizar el aceite.
Luego, el pollo –que se encuentra previamente salado- debe ser cortado en cubos no muy pequeños porque luego se reducirán e idealmente es que sean trutros cortos (tipo alitas o normal).
Ya picado se lleva al aceite que estará caliente en cantidad equivalente a tres o cuatro trutros por librillo si lo estás preparando de esa forma y se agrega la pimienta y comenzamos a revolver suavemente para que el pollo suelte su gelatina, lo que hará que el aceite cambie de color.
La idea es que el pollo solo cambie de color sin quedar recocido y lo retiraremos para verter el vino blanco y así emulsionar (unir o ligar) la salsa, ya que la idea es que no sea muy líquido.
Luego volvemos el pollo a la preparación y ligamos nuevamente por solo 30 segundos y le ponemos perejil picado, un ají cacho de cabra como adorno y ponemos nuevamente el ají y ajo que teníamos previamente hecho y separado.
Por último, esta preparación puede ser servida tal cual en el librillo o acompañada por una guarnición de arroz.
En el último video te dejamos un bonus track exquisito como variación de este rico plato.
