La víctima del ataque tuvo que salir de la capital por miedo y hoy reclama que cerraron su caso sin culpables.
Viernes 1 de julio de 2016 | 12:24
José Luis Espinoza Maureira sufrió una brutal y cruda situación. Sus genitales fueron cortados, quemados con agua hirviendo y soda cáustica. El horroroso ataque sucedió hace dos años, cuando de vuelta a su hogar, se encontró con un golpe que lo dejó inconsciente.
Al despertar, totalmente amarrado, vio que su familia también estaba reducida, amarrada a sillas. Luego de una incomprensible reacción, sufrió estas torturas por parte de personas que nunca fueron encontradas. La investigación se extendió por mucho tiempo y no logró encontrar a ningún culpable.
Ante esta situación, y en medio de su desesperación por la impunidad de sus agresores, el hombre que hoy debió radicarse en Linares volvió a Santiago. Recorrió el lugar donde sucedió todo y relató cuál era su sentir. "Me da rabia. Me provoca la sensación de injusticia. Tenemos un sistema que no sé para dónde va. ¿A quién cuidamos? ¿a la persona honesta que trabaja o al delincuente?", dijo.