Guillermo Aránguiz, un usuario de este tipo de accesos, subraya que aún falta mucho por avanzar, tanto en términos de infraestructura como en el uso del lenguaje inclusivo.
En marzo de este año se cumplirá el plazo para que todos los edificios públicos deban contar con un acceso universal en sus recintos, pero a estas alturas son pocos los que podrían pasar la prueba, en un país con más de 3 millones de personas con algun grado de capacidad diferente.
María Soledad Martínez, de Fundación Descúbreme, lo explica en una categórica frase: "Chile se ha construido bajo una lógica poco inclusiva en términos de accesibilidad físico y estructural".
Deuda que vive día a día Guillermo Aránguiz, instructor de danza y conocido por sus participaciones en la Teletón, nació con la capacidad diferente por la que debe andar en silla de ruedas, viéndose obligado a ingeniárselas en muchas oportunidades cuando desea acceder a ciertos espacios públicos.
Así lo demuestra en un ejercicio en el que CHV Noticias lo acompañó a diversos edificios públicos, como el de la Intendencia Metrpolitana, en la que en su entrada principal no cuenta con nada para que pueda subir, ya que el ascensor se encuentra por la parte trasera. El problema es que está en reparaciones.
Lee también: Lanzan sitio con ofertas laborales para personas con discapacidadesAránguiz también subraya que falta mucho y no solo en términos de infraestructura, como mejorar las rampas para que en verdad faciliten su acceso, sino que incluso en el lenguaje empleado.
Por ejemplo, en el edificio de la Conaset, existe un timbre con el que las personas pueden pedir ayuda, pero está señalizado como "timbre para minusválidos". ¿Dónde quedó el lenguaje inclusivo?, se preguntó Aranguiz, quien subraya que esa palabra hace relación a "menos valer".