El reconocido cantante rosarino, además de ser uno de los mayores exponentes del rock en español y tener el disco más vendido de ese género en Argentina, también ha sido director de algunas películas y escrito diversas novelas, incluyendo su autobiografía.
Fito Paéz se presentará el próximo 22 de febrero en el escenario de la Quinta Vergara, en una nueva edición del Festival de Viña del Mar, y en la previa, repasamos algunas facetas artísticas no tan conocidas de una de las estrellas más grandes de la música argentina y latinoamericana de las últimas décadas.
Rodolfo Páez, nombre del rosarino,
inició su carrera musical a finales de la década de los '70, incursionado por el folclore trasandino para luego ser partícipe de diversas bandas de rock que no tuvieron el éxito esperado, no logrando materializar ningún disco.
En los años posteriores,
se hizo parte del movimiento de la trova rosarina, siendo incluido en algunos conjuntos, donde
alcanzó mayor reconocimiento que en sus anteriores pasos.
Luego, a mediados de los
años '80, su éxito se hacía notar, ya que
Fito Páez era capaz de llenar por sí solo los más grandes y multitudinarios escenarios del país trasandino, con, al menos, tres discos que quedaron en la historia:
Del '63 (1984),
Giros (1985)
y Corazón clandestino (1986).
En ese contexto y en plena gira del músico en Brasil, se enteró del
brutal asesinato de su abuela y su tía abuela dentro de su hogar en Rosario, las mujeres que lo criaron después de que su madre muriera cuando él tan solo tenía meses de vida.
Este hecho
generó que entrara en un proceso de desesperación y angustia, transitando por lugares oscuros dentro de sus emociones, cambiando, incluso, su estilo de música, ejemplo de ello es su disco
Ciudad de pobres corazones (1987).
Tras un largo proceso de sanación, el multifacético músico volvió a su esencia, y
compuso el que, hasta ahora, es el disco de rock más vendido al otro lado de la cordillera:
El amor después del amor (1992).
Luego de la exitosa obra, ha compuesto una veintena de discos hasta la actualidad. Sin embargo,
la música, el piano, la guitarra y los micrófonos no son la única forma que tiene Fito Páez para expresar sus emociones.
Fito Páez y el cine
El inicio de
su relación con las piezas audiovisuales data de 1988, cuando interpretó un papel secundario en en la película
Sur, dirigida por Fernando Solanas. Cuatro años más tarde, se interpreto a sí mismo en
El viaje, con el mismo director.
Esta afición por la pantalla grande se podría deber a que "en Rosario no había abundancia. Se comía carne barata, la ropa era de segunda marca, pero había derechos adquiridos:
cada sábado acompañaba a su padre a comprar uno o dos discos y todas las semanas iban al cine", contó Leila Guerriero en el
perfil que realizó para
Gatopardo.
En
1993, tuvo la oportunidad de
dirigir su primer filme,
La balada de Donna Helena, un mediometraje que posee el mismo nombre que una canción de su disco más exitoso, y transcurre en dos mundos diferentes: El infierno y la tierra.
Luego, en
2001,
debutó como director de cine con la película
Vidas privadas, donde "narra
una historia en la que los desaparecidos y los horrores de la dictadura se entremezclan con el mito griego de Edipo", escribieron en el medio argentino
Página 12 durante la época.
Por último, en el
2007, se atrevió con
¿De quién es el portaligas?, con la que intentó explorar la comedia negra, ya que cuenta la historia de
tres mujeres veinteañeras durante los años 80' en su país, quienes
tienen diversos enredos amorosos y participan de distintas instancias que propician la entretención.
Fito Páez y la literatura
La
relación de Fito Páez con la literatura ha influido en muchos de sus más grandes éxitos musicales, ya que muchas de sus canciones han sido inspiradas en obras de distintos autores que el artista consume.
Es el caso de
Polaroid de locura ordinaria, una canción que se inspiró en los libros de Charles Bukowski:
Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones y
La máquina de follar, donde se encuentra el cuento
La chica más guapa de la ciudad.
“Leí el cuento, tenía una guitarra, tenía a Fabi al lado.
Era como si la vida me dijera: dale, flaco, hacé la canción", contó el artista argentino.
Otra novela que sirvió de inspiración para componer fue
Música para camaleones, de
Truman Capote, que
lo llevó a escribir un tema que posee el mismo nombre, y se encuentra dentro de su disco
Naturaleza sangre.
“Es música para no tener miedo, para gente que sabe cambiar”, explicó la estrella de rock.
Sin embargo, estas influencias no solo provocaron que se inmiscuyera en la creación de letras para su música, sino que, también
comenzó a transitar el camino de la escritura de novelas,
concretando su primera creación en el año 2013, con el titulo
La puta diabla.
En esta obra, "construye la historia de Félix, un personaje con quien tiene cosas en común, aunque —aclara— no se trata de su 'alter ego'", se escribió en el sitio
Emol. "Arranca como
una historia de amor desbocado y suicida, para luego devenir en el relato de la caída y el renacer de su protagonista", se lee.
Luego, en
2015 escribió
Diario de Viaje, donde
recopila diversas fotografías, impresiones, notas acerca de su trabajo, y anexos que, hasta ese momento, eran totalmente desconocidos. También, incluye diversas anécdotas que vivió durante su carrera.
Tres años después, en pleno
2018, publicó
Los días de Kirchner, una historia de ficción donde el artista busca rememorar el periodo del Kirchnerismo en Argentina.
Finalmente, durante la pandemia del
COVID-19, el rosarino comenzó a escribir
Infancia y Juventud, su último libro hasta ahora.
"Es un autobiografía hasta los 30 años", dijo en una entrevista con el medio
La Tercera.
La razón de esta decisión es porque fue "hasta donde aguanté. No, no podía más.
Fueron ocho meses delirantes, hermosos por un lado, y una montaña rusa. Le tomé mucho respeto a las obras autobiográficas", agregó.
Lo anterior es "porque lo que sucede es que, por supuesto,
uno se divierte, inventa, recrea cosas que no fueron de esa manera, juega,
pero a la vez hay momentos donde te afecta muchísimo", finalizó.