Miguel Aliaga, quien vive en el país nórdico desde 2019, valoró la entrega de esta visa para chilenos y chilenas, y detalló características sobre la cotidianidad islandesa, tal como su alta seguridad y la falta de arriendos.
El acuerdo anunciado por el Ministerio de Relaciones Exteriores con el gobierno de Islandia para que chilenos y chilenas puedan acceder a la visa Working Holiday sigue generando interés. El programa asegura una permanencia de hasta 12 meses en dicho país, permitiendo trabajar y recorrer al mismo tiempo.
Sin embargo, hasta el momento es muy poco lo que se sabe sobre el país nórdico y cuáles son las condiciones que un compatriota enfrentaría al momento de acceder a este documento migratorio.
Miguel Aliaga, chileno de 32 años, conversó con LUN y entregó detalles de su vida en Islandia a partir de 2019: "Me vine de vacaciones y nunca más volví a Chile".
El técnico gráfico, casado con un islandés, posee residencia permanente y se mantiene trabajando como recepcionista en un hotel.
"A este país llegan muchos turistas y eso deja ingresos muy altos. Este mercado es muy fuerte y crece mucho cada año. Cada vez se van abriendo nuevas agencias turísticas y nuevos servicios", relató al medio citado.
También destacó que las labores técnicas serían apreciadas en dicho país: "Los metalúrgicos, mecánicos, gásfiter, cerrajeros, eléctricos y trabajadores de la construcción tienen buenas chances. Las especialidades técnicas siempre son bien cotizadas".
En materia de salarios, Aliaga indicó que éstos están estipulados por los sindicatos y son gremiales.
"Un sueldo básico es de $2,5 millones chilenos (la OCDE registra un sueldo promedio de US$ 6.083 mensuales, cerca de $5,5 millones)", señaló, con jornada laboral semanal de 40 horas.
Pero eso sí, hay que considerar también que "el costo de vida es muy alto" y sobre todo en el rubro de servicios, ya sea realizarse un corte de pelo o acceder a un gásfiter.
"Un restaurant promedio, por ejemplo, sale unos $80 mil. Los supermercados lo mismo", ejemplificó.
En cuanto a los arriendos, Miguel confesó que "básicamente no hay".
"Como es tan turístico, todo es Airbnb. Eso ha reducido mucho la oferta y aumentado la demanda. Por un espacio de 45 o 60 metros cuadrados, los precios están alrededor de $2 millones al mes", señaló.
Pero en ese caso, sostuvo que las personas que viven solas suelen arrendar una habitación con un costo que va entre $90 mil a $140 mil, dependiendo de las comodidades.
Finalmente, otro de los tópicos que abordó el chileno radicado en Islansia es que "acá nadie roba y no hay delincuencia; los policías no llevan armas. Puedo dejar mi celular en el asiento de una micro y ahí va a quedar".
Junto a lo anterior, expuso que "no existe el clasismo. Cambiar de una clase a otra no está tan predeterminado como en la sociedad chilena. Eso predispone a la gente a tener ciertos tipos de amigos o a ir a ciertos lugares, pero estos parámetros acá no existen".
En ese sentido fue enfático en señalar que, al igual como los niveles de seguridad son tan altos, existen regulaciones migratorias estrictas que hacen que no exista la posibilidad de quedarse sin un documento que lo permita. "Esta WH es una buena oportunidad para los chilenos", cerró.