Los científicos y especialistas ahora trabajan en cómo resolver el problema desde la Tierra para un robot que se encuentra entre 50 y 200 millones de kilómetros de distancia.
Realizar un trabajo de reparación a distancia puede parecer un desafío mayor para cualquier persona, pero arreglar un robot que se encuentra en otro planeta es algo de marca mayor. Eso deberán hacer los científicos a cargo del Perseverance, que se encuentra en Marte con un problema en uno de sus tubos.
El explorador se encuentra actualmente en su misión en el planeta rojo, el que actualmente comprende el analizar la presencia de agua en el cráter Jezero, el que alguna vez fue un lago. Es ahí donde se generó un problema.
Durante la recolección de muestras del suelo marciano de ese sector, el trozo del tamaño un canto rodado –piedra clásica del lecho de un río- se atascó y no pudo ser levantada. De ahí vino lo peor: Restos rocosos de la superficie de Marte quedaron en medio del tubo.
Reparando a distancia interplanetaria
Debido a todo esto, los científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) ahora deben trabajar en cómo realizar una reparación sin que ningún humano pueda intervenir presencialmente en Marte, ya que nunca nadie ha estado en el ese planeta.
"Durante la transferencia del pedazo que contiene la muestra al tubo de muestras del rover (que almacena los trocitos y transfiere los tubos al hardware de procesamiento de tubos que hay dentro del rover), nuestros sensores indicaron que había una anomalía", explicó Louise Jandura, ingeniera jefa de muestras de la misión.
Esa misma anomalía quedó consignada en las fotografías que la misión compartió en sus redes sociales.
Si bien esto es algo que los científicos pudieron prever, no deja de ser un desafío en tener que buscar la manera de deshacerse de los trozos de roca marciana de manera controlada, a fin de poder seguir trabajando en su misión.
Lo más llamativo es que, cualquier instrucción que den al Perseverance, no será entendida de inmediato, pues se demorará una semana en ejecutar cada comando enviado a Marte. Por lo mismo, deberán saber qué hacer con los emuladores que tienen aquí en la Tierra, para repetir el proceso allá.
Esta es la sexta vez que se recogen rocas que no son de nuestro planeta y la primera vez que se quedan atascadas en un tubo.