Rodolfo Lillo soñaba con ser un gran boxeador, pero sus aspiraciones terminaron abruptamente hace dos años, cuando un ataque cobarde con un cuchillo lo dejó postrado y en estado vegetal. "Él entrenaba mucho y empezó justo a despegar cuando le pasó esto", lamenta su madre, quien asegura que "mi hijo está encerrado en su propio cuerpo. Es día a día a revivir eso". Hoy el joven sigue luchando, pero para poder recuperar el habla depende de una operación cuyo costo, de entre 25 y 30 millones de pesos, no está al alcance de su familia.