El hecho ocurrió en la provincia de Formosa, Argentina. Las autoridades sanitarias afirmaron que han encontrado "una férrea oposición de comunidades indígenas en el proceso de vacunación", debido a sus argumentos de tipo religiosos.
Una grave denuncia es la que realizaron las autoridades de la provincia de Formosa, Argentina, luego de que se conociera el caso de un niño de 9 años que murió tras contagiarse de COVID-19.
Esto porque, según la información dada a conocer, los padres habrían decidido llevar al menor a curandero para sanarse de la enfermedad, descartando en primer lugar la asistencia en un recinto sanitario.
El ministro de Gobierno de Formosa, Jorge González, afirmó a medios locales que el pequeño Tobías pertenecía a la comunidad Qom, una etnia indígena que habita en la provincia.
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Además, el infectólogo Julián Bibolini explicó que el menor fue llevado a un centro asistencial una vez que comenzó con diversos síntomas fuertes de coronavirus. Allí, “se le detectó un cuadro de neumonía grave”.
"Por referencias del personal de salud, el niño estuvo tres o cuatro días previos con sintomatología de COVID-19 y se detectó que la familia consultó a un curandero y no al sistema de salud inicialmente. No es para echar la culpa a nadie, es algo cultural nuestro, y por eso siempre hacemos hincapié en la consulta temprana”, agregó el especialista.
Posteriormente, el ministro González afirmó que se encuentran trabajando con estas comunidades para informales del proceso de vacunación que se está llevando a cabo en la provincia, pero que han “encontrado una férrea oposición, basados en fundamentalismos religiosos”.
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Finalmente, el diario Clarín detalló que hay denuncias de déficit de funcionarios en Formosa, además de que también se acusan abusos en las medidas de aislamiento contra la enfermedad.