Afrontar el desafío del calor no tiene por qué ser complicado. Expertos ofrecen estrategias prácticas para mitigar el impacto del calor en el sueño, como incorporar pequeños cambios en el ambiente y en la rutina nocturna. Acá el detalle.
Durante los meses más cálidos, muchas personas se ven afectadas por cambios en sus hábitos de sueño. Investigaciones indican que el calor extremo puede interferir en la capacidad del cuerpo para regular su temperatura, lo que puede resultar en un despertar más temprano.
Según la Clínica Alemana, cuando la temperatura ambiente es elevada, el cuerpo lucha por alcanzar un equilibrio térmico, lo que puede interrumpir las fases del sueño y reducir su calidad. Esto provoca que muchas personas se despierten antes de lo habitual, a menudo sintiéndose menos descansadas.
El calor también puede generar incomodidad física durante la noche, afectando el ciclo del sueño. Según el Instituto Nacional del Torax, el sudor y la sensación de agobio pueden provocar despertares frecuentes, lo que impide alcanzar un sueño profundo.
Además, genera aumento en la actividad de los sistemas de alerta del cerebro, provocado por la incomodidad térmica, lo que puede llevar a un despertar más temprano. Esto se traduce en un ciclo de sueño interrumpido que impacta negativamente el rendimiento diario.
Afrontar el desafío del calor no tiene por qué ser complicado. Los expertos de la Universidad de Utah ofrecen estrategias prácticas para mitigar el impacto del calor en el sueño. Incorporar pequeños cambios en el ambiente y en la rutina nocturna puede mejorar significativamente la calidad del descanso.
Mantén la habitación fresca: Usa ventiladores o aire acondicionado para regular la temperatura. Se recomienda mantener el ambiente entre 18 y 22 grados Celsius.
Opta por ropa de cama ligera: Utiliza sábanas de algodón o lino que favorezcan la transpiración y no retengan el calor.
Crea una rutina relajante: Dedica tiempo a actividades calmantes antes de dormir, como leer o meditar, para preparar tu cuerpo y mente para el descanso.
Hidrátate adecuadamente: Beber suficiente agua durante el día puede ayudar a regular la temperatura corporal y evitar la deshidratación, un factor que afecta el sueño.
Evita comidas pesadas antes de dormir: Las cenas copiosas pueden elevar la temperatura corporal y dificultar un sueño reparador. Opta por comidas ligeras y saludables.
Adaptar tu rutina y entorno puede ser clave para conseguir un sueño reparador, incluso en los días más calurosos. ¡No dejes que el calor te despierte antes de tiempo!