Viernes 7 de octubre de 2016 | 11:43
Acompañé a diario a distintos palestinos desde sus casas en Belén a sus trabajos en Jerusalén en un recorrido de apenas 5 kilómetros, pero que cada día demoraba 2 ó 3 horas debido a la muralla de separación entre las ciudades santas del cristianismo, donde nació y murió Jesucristo.
La lentitud era debido a los constantes check-point y controles de identidad en las calles, en los buses... Nada importaba si esos pobres palestinos cristianos, conservadores y tradicionales -como me tocó comprobarlo una y otra vez- eran ancianos o estaban seriamente enfermos.
Según la Oficina de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), hoy hay más de medio millón de colonos viviendo en los territorios palestinos de Cisjordania y Jerusalén Este. Esta realidad hace imposible una continuidad territorial del futuro Estado Palestino.
Existen un centenar de check points o puestos de control del Ejército de Israel y más de 500 obstrucciones de todo tipo que hacen imposible la libre circulación de los palestinos que viven una verdadera pesadilla: una inmensa cárcel en sus propias tierras.
JORGE SAID