Será capaz de todo para lograr la recuperación de su hijo, sin ningún tipo de escrúpulos.
Katia padece la desdicha de no poder ver crecer a sus hijos. Años atrás perdió a su bebé recién nacido y ahora está a punto de perder a su hijo de 10 años. Resistente e implacable después de los golpes del destino, despojada de emociones, le causa a Marina el mismo dolor que ella sintió: la privación de un hijo.