La pandemia ha golpeado con más fuerza en los sectores rurales del país, localidades que se nutren principalmente del turismo hoy paralizado. Esto, sumado a que los temporeros sufrieron un abrupto fin de temporada tiene desabastecida a la junta vecinal.
Calles que solían estar ocupadas por turistas hoy lucen completamente vacías. La pandemia ha afectado de la peor forma a Pomaire, en la comuna de Melipilla, donde artesanos y temporeros se han visto imposibilitados de generar dinero para vivir.
Debido a la pandemia, la localidad de está pasando por su momento más difícil. Ante la escasez de turistas, todo el sector comercial, que incluye las tradicionales artesanías de greda, está totalmente paralizado, dejando a las personas sin recursos.
Más allá del sector comercial en el que podemos adquirir artesanía de greda o mimbre, Pomaire tiene en su mayoría predios destinados a la agricultura.
Lee también: El "doctor del pueblo" sigue atendiendo gratis en pandemia: "Sería egoísta no hacer algo teniendo la posibilidad"La situación se vuelve aún más crítica en el caso de quienes ya no tienen nada. La junta de vecinos de Pomaire disponía hasta este miércoles de media decena de kilos de legumbres, algunas cebollas y papas disponibles para su cocción y otras en sacos.
"...y un repollo, una lechuga, un zappallo", dice entre sollozos Rosa Encina, presidenta de la junta vecinal Villa La Cruz, pues con esto alimentan a 380 personas. Además, señala que estos meses que llevamos enfrentando al coronavirus sólo han recibido la ayuda de un camión con agua y detergente.
De nuestra visita en abril a la fecha la situación sólo ha empeorado. Las ventas que antes eran esporádicas hoy son inexistentes, situación que las y los vecinos de Pomaire entienden en atención a la crisis sanitaria, pero que no da respuesta a la problemática que enfrentan desde hace meses.
Los menos, lograron reinventarse hacia nuevos rubros. Solange, por ejemplo, trabajaba la greda hasta que se terminó la llegada de turistas a la localidad. Hoy trabaja la madera, la cual logra comerciar por Internet.
Su caso es excepcional, pues la mayoría hoy depende de la olla común de la junta vecinal que lidera Rosa.
"Estamos marchando sólo con la ayuda de alguna gente a la que nosotros le hemos pedido ayuda. Se nos está complicando. Empezamos con 24 personas entregando almuerzos y ahora ya vamos en 384 personas", comenta.
A pesar de que las manos estaban, este miércoles no se pudo realizar el almuerzo, con la esperanza de sí poder realizarlo este jueves o viernes.
"Necesitamos de todo, legumbres, papas, cebollas, fideos, arroz, aceite", agrega Rosa. Nelson Guerrero, también parte de la junta vecinal, apunta que además requieren de un fogón nuevo, pues hoy dependen exclusivamente del único que tienen. "¿Dónde van a terminar de cocinar si no hay?", dice.
Lee también: Instruyen a parlamentarios a no interrumpir sus funciones en el Congreso por ir a radio o TVSin embargo, Rosa asegura que no son quienes la están pasando peor en Pomaire. Alejándose del pueblito surgen grandes parcelas con frondosa vegetación, entre la cual se asoman pequeñas construcciones que sirven de hogar para familias de temporeros, la mayoría adultos mayores ya jubilados.
"El techo está todo roto. Ellos se llovieron todo adentro. Una vez vino un matrimonio, sacaron fotos, trataron de pedir ayuda en una municipalidad y hasta aquí no ha llegado nada", comenta Rosa sobre una pareja de adultos mayores que viven entre el abandono y la pobreza.
Emilia también es ex temporera. A sus 90 años, dice que la pensión no es suficiente y que se le va en gastos básicos, como la luz y el gas. Junto a su familia, también dependen de la olla común. "Es muy poco lo que me dan, no me alcanza", señala.
Esa es parte de la realidad de Pomaire, una localidad que geográficamente ha quedado alejada de la municipalidad que debiera velar por sus vecinos, Melipilla, y que ante la crisis sanitaria está pasando sus peores momentos.