El calentamiento del mar y el aire húmedo de la Amazonía que llegó hasta el centro-sur del Chile son parte de los factores que han incidido en los fenómenos atmosféricos extremos.
10 de enero de 2019, Santiago anotó la mínima más fría para este mes en 14 años: 9 grados.
26 de enero de 2019, Santiago alcanzó la temperatura más alta en la historia registrada en 106 años: 38,3 grados.
Este verano ha sido extremo. El año comenzó con heladas en Temuco (-0,2°) y Valdivia (-0,4°) batiendo los récords de frío para enero en esas ciudades. Luego vinieron las nuevas marcas de calor durante los primeros días de febrero con máximas históricas según los registros de la Dirección Meteorológica de Chile.
A lo anterior le sumamos las lluvias estivales que como pocas veces han dejado montos de precipitación acumuladas superiores a los 100 milímetros de agua durante este verano al interior del norte grande, según los registros del Centro de Investigación para la Gestión Integrada de Riesgo de Desastres (Cigiden) de la Universidad Católica del Norte.
Mientras las lluvias han causado estragos en el norte, sobre el centro y sur continúa la mega sequía, pese a que de cuando en cuando algunos chubascos locales nos sorprenden más por las tormentas eléctricas que los acompañan.
Eduardo Sáez, meteorólogo de #ElTiempoCHV, afirma que “el año comenzó con el dominio de aires fríos del sur, pero este escenario cambió por dos factores. Primero, el calentamiento del Océano Pacífico que disminuyó las lluvias en centro-sur del país y ayudó al aumento de las temperaturas. Segundo, el desplazamiento hacia el sur de la Alta de Bolivia (que aporta humedad y calor desde la Amazonía) que alcanzó hasta la zona central de Chile (habitualmente llega hasta el altiplano) aportando al desarrollo de tormentas eléctricas, el alza de las temperaturas también en el centro-sur y las lluvias en el norte grande”.
El climatólogo de la Dirección Meteorológica de Chile, Diego Campos, complementa a través del Blog de Meteochile que los eventos de calor extremo “tuvieron como condición común el viento del este, que baja de la cordillera haciendo que en los valles la temperatura aumente, además de cielos despejados y alta estabilidad atmosférica. Esto provocó un aumento sin precedentes en las temperaturas en la Patagonia, provocando que la región más fresca del Cono Sur se volviera un horno”.
Según los análisis del Departamento Meteorológico de Chilevisión debiera seguir el calor durante el resto del verano, aunque no con registros tan extremos como los récords que se batieron a fines de enero y comienzos de febrero. Además, con una escasez de lluvias durante ese mismo lapso en el centro-sur del país.
Además, en la cordillera del norte grande continuarían con precipitaciones intermitentes hasta marzo.
Ahora, #ElTiempoCHV es enfático al afirmar que extender un pronóstico para el otoño es aventurado considerando los cambios que continuamente sufre nuestra atmosfera. Por lo mismo, les recomendamos seguir sus reportes a diario a través de todas sus plataformas y, por supuesto, por medio de Chilevisión.