Este jubilado de 79 años gastó más de $11 millones para someterse a una intervención que lo ayudaría a mejorar la apariencia de su rostro. Sin embargo, ahora vive una pesadilla que lo obliga a usar vendas adhesivas para dormir y gotas oculares ocho veces al día.
Advertencia: Esta nota contiene imágenes explícitas que pueden herir sensibilidades.
Las cirugías estéticas se han transformado en intervenciones cada vez más transversales en la sociedad, con el fin de resaltar rasgos o simplemente modificar una característica física que no sea del gusto del paciente. Sin embargo, pocas veces se advierte de los riesgos detrás de ellas.
En una verdadera pesadilla se transformó una operación a la que se sometió Pete Broadhurst, un pintor y decorador jubilado de 79 años, quien luego de gastar más de 11.000 libras (11.890.000 pesos chilenos aproximadamente) para una intervención, quedó con secuelas que le pasaron la cuenta.
Según contó, en 2011 se sometió a una blefaroplastia debajo de los ojos y una rinoplastia a fin de solucionar una incomodidad estética que sentía en su rostro a raíz de una oclusión de clase 3 que tuvo en 1959, ya que a partir de entonces, sus mejillas comenzaron a agrandarse hasta llegar a compararse a sí mismo con un hámster.
Lee también: “Capturar algo pequeño”: Revelan chats del principal sospechoso del secuestro de Madeleine McCannPero el remedio fue peor que el problema, ya que desde hace aproximadamente tres años que no puede cerrar los ojos totalmente.
Luego de ingresar al pabellón, donde estuvo casi nueve horas, una vez que despertó "parecía que me habían golpeado. Fue horrible y no podía cerrar los ojos. Estuve enfermo toda la noche y mientras dormía. El día después de la cirugía deseé no haber ido nunca", relató, según consignó Mirror UK.
En primer lugar le informaron que se trataba de efectos secundarios a la cirugía, pero al acudir a otra visita médica de rutina, le advirtieron que efectivamente había un problema en sus ojos.
Después de visitar especialistas, Pete supo que desarrolló ectropión, una condición que produce la separación de los párpados inferiores del globo ocular, lo que no permite su cierre completo.
Lee también: Perro se reencontró con su familia tras siete años perdido: Dueño murió buscándoloPor lo mismo se ha sometido a más operaciones correctivas, pero hasta el día de hoy no consigue una solución definitiva. De hecho, ahora debe utilizar gotas especiales al menos ocho veces al día para mantener hidratados sus ojos y en las noches, para dormir, debe utilizar vendas adhesivas.
Su visión quedó tan afectada que no puede conducir un auto y tuvo que abandonar su pasatiempo de disparo al conseguir divisar el objetivo.
Aseguró que su decisión de someterse a esta intervención fue por la inseguridad que le provocó su apariencia, especialmente sus mejillas, lo que además le había causado problemas en sus relaciones amorosas. Pero esto "solo empeoró las cosas. Ahora solo me preocupa que mis ojos estén cómodos", dijo.
Lee también: Gerente de reconocido bar fue asesinado a balazos por dos sicarios en Playa del CarmenPese a toda la ayuda que ha recibido y a todo el dinero que ha desembolsado por mejorar, "mi ojo izquierdo todavía está abierto hoy. En quien sea que confíes, incluso un cirujano de primer nivel, ten cuidado porque puede arruinar tu vida", advirtió.
"Ha ido más allá de cómo me veo. Solo quiero alivio. Quiero decirles a los demás que tengan cuidado porque puede arruinar su vida", cerró Pete.