Es evidente que la lejanía y ésta determinación legitima de llevar candidata a la primera vuelta, sólo responde a que la DC está defendiendo su programa, sus valores que le quedan.
Lunes 22 de mayo de 2017 | 21:26
Hoy estamos instalados en un proceso que podríamos calificar como "en pañales", y claro, estamos hablando recién de nombres, mas no de propuestas, de programa ni mucho menos de factibilidad para llevar a cabo un proyecto político que cumpla y sintonice con las múltiples necesidades del Chile en el que vivimos.
Si comenzamos a desmenuzar la realidad del bloque de la Nueva Mayoría, vemos que la Democracia Cristiana será una opción presidencial simplemente como trampolín hacia la transformación no aterrizada, o más bien dicho, la defensa que promueve el perfil del target neoliberal, situación a que mi juicio debemos ir identificando para erradicar de manera definitiva.
Es evidente que la lejanía y ésta determinación legitima de llevar candidata a la primera vuelta, sólo responde a que la DC está defendiendo su programa, sus valores que le quedan, pero que simplemente no combinan ni sintonizan con el pensamiento progresista y reformador que sueña más de la mitad de Chile.
¿Cuál es la tarea pendiente hoy? Reafirmar el trabajo político social que se ha construido, evitado los documentos redactados, la ambigüedad de los famosos acuerdos partidarios, las declaraciones de principios indeclinables, sino que priorizando y olfateando de mejor manera el descontento de la gente, y construir confianzas en base a decretar un trabajo paralelo con las bases sociales, no de arriba hacia abajo, la transversalidad es el motor.